“Necesitas dejar de ser perfeccionista si quieres emprender”, me dijeron en alguna ocasión.
Al principio no lo entendí, sentí como que querían que fuera “mediocre” o hiciera las cosas “al aventón”, sin embargo, toda mi vida profesional me he caracterizado por hacer bien mi trabajo, “no voy a empezar ahora creando algo que no es de mi entera satisfacción… yo no voy a hacer un trabajo mediocre”, pensé.
En nuestra sociedad impulsada por el éxito, ser perfecto es el objetivo final. Los rasgos del perfeccionismo (esfuerzo constante, atención al detalle, altos estándares, compromiso con los resultados, dirección, trabajo duro, logros, planificación y preparación) son muy elogiados y admirados.
Sin embargo, la realidad es más cruda, pregúntale a un perfeccionista cómo es realmente su vida y te dejará pensando…
El perfeccionismo, cuando se lleva al extremo, tiene consecuencias negativas, puede provocar adicción al trabajo, trastornos alimentarios, ansiedad social, dismorfia corporal, estrés crónico, trastorno obsesivo compulsivo, depresión, insomnio y enfermedades cardíacas… ¿QUÉ?
Cuando esperas la perfección, estableces un estándar que no es saludable, y te tengo noticias, cuando crees que la encontraste pronto te darás cuenta de que hay algo mejor.
Así que no te desgastes.
Piensa en que el ser humano perfecto no existe, todos nos complementamos unos a otros.
Puedes encontrar otras formas de ser un emprendedor exitoso sin tratar de ser perfecto, ¿te gustaría saber cómo?
La respuesta… los estándares razonables, sin llegar a los extremos que pueden llegar a ser poco saludables e inclusive generar problemas de autoestima.
He aprendido que ser perfeccionista alimenta el estrés haciendo que te concentres demasiado en lo negativo en lugar de en lo positivo, puedes perder oportunidades descartando algo que consideras no es lo suficiente bueno sin ver el potencial que puede tener.
Y… ¿Entonces?
Ser un emprendedor exitoso no es la búsqueda de la perfección o el establecimiento de objetivos desafiantes, sino alcanzables, donde el logro trae un sentido saludable de satisfacción y recompensa.
El perfeccionismo por otro lado, es la búsqueda de estándares poco realistas, un esfuerzo compulsivo por la perfección, insatisfacción persistente, un miedo paralizante al fracaso y una tendencia a postergar hasta que las cosas estén "perfectas".
Ahora te pregunto, ¿en tu camino profesional, crees que el perfeccionismo puede ayudarte a alcanzar tus objetivos o es más un obstáculo?
Si eres de los que se mantiene ocupado planificando, preparándote y persiguiendo obsesivamente la perfección y en ocasiones te has visto privado de oportunidades de crecimiento en el camino, te recomiendo que sigas leyendo.
¿Qué hacer ahora?
No tiene nada de malo querer hacer las cosas bien, sin embargo, recuerda que todo extremo es malo.
Revisa la siguiente lista, ¿te identificas con las afirmaciones? (marca con [x])
[ ] Sientes que las cosas siempre deben hacerse de cierta manera.
[ ] Crees que si no es perfecto, es un completo fracaso.
[ ] Postergas alguna decisión hasta que las circunstancias sean las correctas.
[ ] Te preocupa que otros vean una falla y te juzguen.
[ ] Crees que pedir ayuda es un signo de debilidad.
[ ] Tienes miedo de comenzar algo nuevo en caso de que no seas el mejor.
[ ] Crees que deberías estar haciendo las cosas mejor y rara vez te das crédito.
[ ] Tiendes a abandonar los objetivos si cometes errores.
Muchas personas tendrán algunos de estos rasgos, pero si la mayoría de estos se aplican a ti, es probable que seas un perfeccionista.
Todos tememos el fracaso, sin embargo, para un perfeccionista, este miedo puede ser paralizante.
Si te identificas, es posible que te encuentres haciendo y rehaciendo, revisando y revisando, no deseas estar fuera de control, al centrarte en los detalles, sientes que puedes controlar el resultado y evitar el fracaso.
La clave para superar este miedo es aceptar el fracaso como parte del éxito y reconocerlo como una de las mejores formas de aprender, crecer y crear oportunidades.
¿Por qué el perfeccionismo te detiene?
¿Te suena familiar?
Durante varios años, quise comenzar mi propia empresa de consultoría y capacitación, en muchas ocasiones soñaba despierta pensando en lo que podría hacer, investigué muchísimo, escribí proyecto tras proyecto, me inscribí en demasiados cursos en línea, todavía sigo estudiando, sin embargo llegó un punto en que tuve que tomar una decisión, dejar de planear y empezar a avanzar.
Aprendí que es mejor progresar y aprender en el camino que esperar hasta que el proyecto fuese perfecto porque siempre se puede ser mejor.
El enfoque de todo o nada es común entre los perfeccionistas. Existe una fuerte creencia de que, si algo no se puede hacer perfectamente, no vale la pena hacerlo y ese es un obstáculo que no te deja llegar al éxito.
¿Te gustaría conocer más tips al respecto de este tema?
Te invitamos a que los revises en nuestro blog Evita la perfección, obtén grandes resultados. Y recuerda que para llegar a la cima es necesario subir paso a paso, no tienes que ser perfecto para lograrlo, solo constante.
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Alicia Díaz-Blevins
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Nos dará mucho gusto